¿De qué hablamos cuando hablamos de eficiencia en el transporte? ¿Cuál es la situación actual del sistema ferroviario en Argentina y cuáles son sus posibilidades futuras?
Por Guido Ambrosio
En materia de transporte, hablar de eficiencia ha sido, históricamente, hablar de costo. En este sentido, el ferrocarril presenta características tecnológicas que hacen que su eficiencia energética sea superior frente a otros modos terrestres. Claro está que, comparándolo con otros, el fluvial o marítimo tienen aún mayores ventajas y el aéreo ocupa, indiscutiblemente, el último lugar del podio. Ahora bien, si, como hemos señalado, la asociación costo-eficiencia es todavía ineludible ¿cómo se puede explicar que existan transportes costosos e ineficientes? Estamos frente a un interrogante que nos invita a analizar no tanto lo particular de cada uno de ellos, sino su objetivo.
Si partimos de la pregunta por la función del transporte, la respuesta que inmediatamente se nos presenta es la que supone trasladar cosas de un lugar a otro, pudiendo considerarnos como tales, incluso, a nosotros. Según la concepción de Descartes en sus meditaciones metafísicas, las personas somos “cosas que piensan”, que dudan, que entienden, que afirman, que niegan, que quieren (y que no), que imaginan, que sienten, etc. Pocos ejemplos serán más significativos que este para hacernos una idea de la infinita variedad de aspectos particulares que pueden -podemos- tener los cuerpos a transportar; aspectos entre los cuales encontraremos, también, el modo en que se desarrolla el desplazamiento y las características que hacen a la selección del mismo.
Pongamos, por ejemplos: la pieza de un automóvil y una tonelada de arena que deben ser movilizados desde su posición de origen a su punto de utilización. En el caso de la autoparte, estamos frente a un objeto manufacturado que se produce en un relativo bajo a mediano volumen, con mucho valor agregado. La arena, por otro lado, es un recurso primario de bajo valor agregado y mucho volumen. Aquí dejamos planteada la cuestión del valor económico de la cosa, pero también está el aspecto temporal del requerimiento de la cosa. Los tiempos que involucran la necesidad de una pieza en una cadena productiva de tipo “Just in time”, tanto como el estoqueo de arena, imponen aspectos logísticos muy particulares. La arena requiere de un trasporte donde es relevante el costo frente al tiempo; sin embargo, la pieza automotriz requiere de un transporte donde el tiempo y la puntualidad sobresalen frente al costo.
En nuestro país, la red ferroviaria tuvo una impronta de desarrollo focalizada hacia el transporte de productos primarios de la economía, que prioriza los costos frente al tiempo y la puntualidad; pero ¿existe la posibilidad de que la red ferroviaria argentina pueda posicionarse en una nueva era de concepción que ofrezca no solo la posibilidad del transporte a granel con bajos costos, sino también el transporte rápido y puntual de manufacturas? La respuesta concreta, para nosotros, los ingenieros, es sí, sin que esto sea un argumento narrativo de ciencia ficción. Desde un punto de vista más amplio, dicha respuesta está inserta en una red socioeconómica que día a día, demuestra, también, que se trata de un rotundo sí. Los beneficios sociales que aporta el transporte ferroviario son muchos y conocidos. La respuesta a este interrogante se encuentra en una articulación social, económica y tecnológica que nos permita transformar la debilidad actual de nuestro sistema ferroviario en una oportunidad de transformación.
Actualizar el diseño de la infraestructura de vía, centrándonos en la capacidad de carga de la vía, y el gálibo ferroviario, nos permitirá disponer de una red ferroviaria de carga y pasajeros, de cara al presente y al futuro de la logística de nuestro país y su economía. Sin ánimo de que estas últimas líneas queden en una nebulosa de definiciones técnicas -y con el objetivo de poder divulgar estos conceptos- podemos decir que lograr que por nuestras vías puedan circular trenes más pesados y de mayor tamaño nos permitirá diversificar la oferta de transporte ferroviario con objetivos en costos, tiempos, confiabilidad, seguridad y puntualidad. De esta manera, podremos insertar vehículos de doble piso para pasajeros, incrementado la capacidad de transporte para el mismo largo de tren; doble piso de contenedores, autopistas ferroviarias (camiones a bordo de los trenes), entre otras posibilidades. De esta manera, el sistema ferroviario podría operar con ofertas de servicios a bajo costo para el transporte de materias primas a granel, productos manufacturados con servicios regulares en puntualidad y bajo tiempo de viaje, y mayor capacidad de pasajeros para la misma cantidad de trenes circulantes. Todos estos aspectos, acompañados de un menor consumo energético. En consecuencia, menores emisiones y costos.
Dentro de la transferencia social que un sistema ferroviario diversificado en su capacidad de transporte puede realizar, encontramos ventajas muy importantes como la generación de empleo formal, profesional y de calidad con calificaciones técnicas, la disminución de siniestralidad vial, desarrollo tecnológico aplicado y las mejoras para el desarrollo de las economías regionales, entre otras. Además, la incorporación de los camiones a bordo de las formaciones ferroviarias no generaría una afectación en la ocupación de dicha mano de obra. Esto requiere de una explicación puntal de la operación de un modo de autopista ferroviaria, objetivo que excede a los fines de este artículo, pero bien podrá ser abordado en un futuro.
La articulación de entornos académicos con áreas de gobierno, con el fin de desarrollar aspectos normativos modernos que permitan trazar el camino para el relanzamiento de la red ferroviaria actual con vistas al futuro, es fundamental en el desarrollo de la economía para los tiempos actuales y venideros. Renovar las capacidades de nuestra infraestructura ferroviaria será fundamental para el crecimiento económico del país, generando un sistema logístico que integre las mejores cualidades de cada modo de transporte y obteniendo, así, un sistema socialmente beneficioso, energéticamente eficiente, y económicamente competitivo. De esta manera, lograr una red ferroviaria troncal, estratégicamente seleccionada, con una infraestructura de gran capacidad de carga y gálibo ampliado, nos permitirá ordenar el sistema logístico complementando los diversos modos.
Foto slider: imagen del Ministerio de Transporte. Fuente: https://www.argentina.gob.ar/transporte/trenes