Por Ana Clara Isi y Lautaro Véliz
La cita es en “La casa de Teresa” un rato antes de las 19 h. El viento frío que desde temprano golpea el verano porteño se desarma en esta esquina de Almagro. Detrás del umbral, cada recién llegada se despoja de abrigos, mochila o instrumentos para abrazar el mate que le ofrece alguna compañera. Adentro se respira carnaval.
Como todos los jueves, a esta hora de la tarde el centro cultural se transforma en escenario. En minutos empezará el ensayo de un espectáculo que pone la piel de gallina. Dieciocho mujeres, dieciocho historias, dieciocho realidades bailarán detrás de los micrófonos. Los hijos de dos o tres de ellas arengarán desde este pequeño público que componemos, celebrando la fiesta de la que seremos testigos y parte. Pero antes, en lo que dura la prueba de sonido, hablamos un poco.
La Tela: ¿Cómo nació esta murga y por qué se llama “La Cuarto Menguante”?
La Cuarto Menguante nació de la fusión de otras dos murgas: “Fulanas de Nadie” y “Unas Cuantas”. Esto fue en diciembre de 2019, y cerró un ciclo de dos grupos que fueron muy amados. Formaron grupalidades preciosas, forjaron bellas amistades y terminaron con sus caminos individuales para fusionarse en una murga nueva. A este proyecto se sumaron integrantes que venían de otras experiencias, y otras para quienes este era su primer encuentro con el género.
Cuando llegó el momento de ponerle el nombre nuevo, hicimos una asamblea que terminó durando seis horas. Teníamos una hoja con todos los posibles nombres y minutos antes de que empiece la votación una compañera propuso “La Cuarto Menguante” (esa era la fase lunar de la fecha). Para sorpresa de todas, fue el nombre con más votos. Tuvo mucho que ver con la concepción de la fusión: cerrar un ciclo, como un homenaje a lo que ambos grupos fuimos, pero, con la memoria siempre activa, darle paso a lo nuevo.
LT: Se afirman una “murga feminista” … ¿cómo se vinculan feminismo y murga? ¿Qué lugar tiene el feminismo dentro de la cultura murguera? ¿Cómo atraviesa a esta murga en particular?
El feminismo está copando colectivos culturales de distintos tipos, la pregunta sería: ¿por qué no también la murga? El movimiento feminista vino a irrumpir en los marcos ya establecidos, en los que las mujeres solamente teníamos roles detrás de la escena: en el vestuario, en el maquillaje, en el cuidado de las infancias; a irrumpir y a tomar protagonismo en la parte más representativa, sin dejar de lado la importancia de todo eso que pasa detrás de escena, sin lo que no existiría la murga. El feminismo vino a decirnos que también se puede ser la cara visible, el personaje que se muestra e interactúa. Es una apuesta: “¿es esto lo que te gusta? Bueno, para eso estamos luchando, para que hagas lo que vos quieras”.
También, algo que pasa tradicionalmente en este tipo de murga es que, así como las letras se piensan desde una mirada muy particular, los arreglos musicales se arman para ciertos registros de voces. Entonces, desde lo más técnico hasta el contenido de lo que se quiere decir, es el conjunto lo que va delineando la impronta de la murga. Así, desde la misma manera en que hablamos de murgas feministas podemos hablar de muchas de acá -porteñas o estilo uruguayo- que tienen un carácter marcadamente anticapitalista o decolonial. Esa lente viene a romper con algunas cuestiones más tradicionales. El hecho de que acá haya cada vez más mujeres y personas que no son varones cis en espacios de murga, y de que cada vez haya más murgas de pibas o de mujeres y disidencias hace que no tengamos que hablar sí o sí de feminismo o de problemáticas vinculadas al género. Es decir, si bien este es un género muy crítico, para nosotras no se agota en apuntar a los temas que supuestamente “nos competen como mujeres”. Podemos hablar de lo que queramos.
El feminismo vino a irrumpir en los marcos ya establecidos, en que las mujeres solamente teníamos roles detrás de la escena: en el vestuario, en el maquillaje, en el cuidado de las infancias. Vino a decirnos que también se puede ser la cara visible, el personaje que se muestra e interactúa.
LT: En relación con las letras de La Cuarto Menguante, ¿cómo se dan el proceso de composición y la elección de las temáticas a tratar?
La murga toda, para todas sus tareas, se divide en comisiones. Tenemos comisiones que se ocupan del vestuario, del maquillaje, de las letras, de las melodías, de los arreglos, de la organización de eventos y de ensayos, de las finanzas, de la prensa, etc. Venimos de un proceso muy largo en el armado de un espectáculo, y vamos tomando algunas cuestiones que se discuten en general, pero muchas decisiones se toman hacia dentro de la comisión de letras. Sobre todo, porque jugamos mucho con algunas tensiones: queremos plantear opiniones sobre la realidad, pero que no deje de ser un espectáculo de carnaval, que sea festivo, que haga reír, bailar, disfrutar… siempre está esa tensión entre la solemnidad o el festejo porque sí… la idea es buscar un equilibrio y pensar en un espectáculo que le pueda llegar a cualquiera que se cruce con nosotras.
LT: ¿Apuntan a algún tipo de público en particular?
No. En realidad, lo hacemos más para que nos haga felices a nosotras. Tratamos de incorporar cositas que nos permitan generar vínculo con distintos públicos y llegar a un número mayor de personas, pero lo hacemos por amor al arte, porque nos gusta y nos convoca, y si se puede compartir… ¡feliz carnaval!
Queremos plantear opiniones sobre la realidad, pero que no deje de ser un espectáculo de carnaval, que sea festivo, que haga reír, bailar, disfrutar… Siempre está esa tensión entre la solemnidad o el festejo porque sí, la idea es buscar un equilibrio y pensar en un espectáculo que le pueda llegar a cualquiera que se cruce con nosotras.
LT: ¿Qué significa el Carnaval para ustedes?
Si nos ponemos etimológicas, el carnaval es la fiesta de la carne… Entonces: choripán y cerveza. Históricamente, el carnaval significa eso. Era la última fiesta antes de la cuaresma, la última oportunidad de disfrutar de la carne. Es la naturaleza humana en carne viva, diciendo “puedo festejar” … y festejando de muchas maneras; la humanidad saliendo a tirar espuma y serpentina, desinhibiéndose, mostrándose vulnerable. Es apertura, es compartir, es calle. En general nosotras también buscamos lugares que nos permitan conocer mundos distintos. Vivimos en una ciudad en la que no estamos acostumbrades a salir de joda con el vecino de al lado, y el corso es eso. Se corta la calle y hay gente ahí de todas las clases, no importa qué o cómo seas. Obviamente hay más gente de sectores populares… pero se rompen un poco los límites habituales.
El carnaval es la naturaleza humana en carne viva diciendo “puedo festejar” … y festejando de muchas maneras; la humanidad saliendo a tirar espuma y serpentina, desinhibiéndose, mostrándose vulnerable. Es apertura, es compartir, es calle.
LT: ¿Ustedes decidieron que la murga esté conformada únicamente por mujeres o es algo que se fue dando?
Lo quisimos. Desde el nacimiento de La Cuarto Menguante, se fueron algunas compañeras, cayeron otras al baile, hubo mucho recambio, pero la idea siempre fue la de ser una murga de mujeres. Sí, con el tiempo, ampliamos un poco esa idea. Decidimos nombrarnos como “murga feminista”, y no tanto “de mujeres”, para tener una apertura hacia las disidencias.
Como muchas de las cosas que llevamos discutiendo, es una decisión flexible. Por ahora nos cierra por acá, sabemos que tendemos a esto, pero aparece mucho el debate sobre trabajar también con otras personas o identidades que puedan sumarse al proyecto sin modificar su identidad.
LT: Hablan de un trabajo colaborativo y, en otras ocasiones, también se refieren a la murga como una “cooperativa”… En estos tiempos, en los que el discurso individualista está todavía tan presente, ¿cómo vinculan esa colectividad con la función social de la murga?
En todo sentido. Abogamos al proyecto colectivo, al crecer en comunidad, en manada, al apoyarnos y trabajar desde diferentes puntos, dar lo que podamos en la medida en que podamos, y cuando no podemos, las compas bancan, siempre se hace recíproco. Es una base bastante fuerte de lo que siempre charlamos entre nosotras: adoptar esa esencia cooperativa en sociedades tradicionalmente tan individualistas. Estamos rompiendo con ese lugar común que nos dice que no se puede trabajar entre mujeres “porque se agarran de los pelos por un hombre”. Lo hacemos porque queremos, porque podemos, porque tenemos ganas.
El sonido está listo. Porque quieren, porque pueden, porque tienen ganas, ellas se ubican detrás de los micrófonos. El semicírculo que forma el coro se completa, luna llena, con las tres murguistas que integran la batería y quien las dirige, guitarra en mano. Circulan en ronda los roles, los cuerpos, las voces. Alrededor de un fogón todavía invisible, empieza el ritual.
Ana Clara Isi es docente e integrante del consejo editor de La tela.
Lautaro Véliz es especialista en política latinoamericana, licenciado en Periodismo e integrante del consejo editor de La Tela.